Panorama bancario para Centroamérica se mantiene desafiante para 2024

Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com

Los indicadores de calidad de los activos de los bancos se han deteriorado en toda la región latinoamericana debido al débil desempeño económico, el bajo crecimiento del crédito y la presión sobre los segmentos de préstamos al consumo y a las pequeñas y medianas empresas (pymes), señala un reporte de S&P Global Rating.

"Esperamos que los indicadores de calidad de activos se estabilicen a finales de este año y que empiecen a mejorar en 2025", dice el reporte de la agencia calificadora.

Agregan que es probable que las provisiones sigan siendo altas, lo que afectará la rentabilidad. Sin embargo, esperan que el desempeño operativo se mantenga sólido gracias a los márgenes más altos de los bancos que los de sus pares internacionales.

"Los bancos seguirán operando con una sólida capitalización y liquidez", apuntan en el reporte.

Esperan que el ritmo de crecimiento del crédito se mantenga en un solo dígito y un repunte de la demanda de crédito en el sector empresarial una vez que las tasas de interés caigan a niveles más asequibles. Pero es probable que los bancos sigan implementando prácticas de originación conservadoras, dado el tibio ritmo de estabilización de la calidad de los activos.

A continuación, el detalle del panorama por país de Centroamérica para el sector bancario, según S&P.

Los dos bancos más grandes son propiedad del Estado y tienen alrededor de 35 % de la participación de mercado de los créditos, lo que provoca distorsiones del mercado e inhibe la rentabilidad debido a que estas entidades no tiene estrategias orientadas a buscar mayores utilidades.

Durante los últimos cinco años, el retorno sobre capital promedio fue de 3.9 % y el retorno sobre activos promedio fue de 0.6 %, por debajo de otros sistemas bancarios en la región.

Factores como una tasa de desempleo estable y confianza de los inversionistas impulsarán el crecimiento del crédito en los próximos años. Además, el sistema bancario ha logrado controlar sus pérdidas crediticias, incluso durante condiciones adversas como la crisis económica provocada por la pandemia y el reciente período prolongado de dificultades económicas a nivel mundial.

La demanda de préstamos del sistema bancario se beneficiará de los recientes acontecimientos económicos en el país en los próximos años. El flujo constante de IED hacia las zonas francas fortalecerá las condiciones crediticias para la economía local y el sector bancario.

"Estimamos que la exposición de los bancos a los bonos gubernamentales de corto plazo es de aproximadamente 10 % de los activos totales", indica el reporte sobre el sector bancario de El Salvador.

En 2023, el gobierno salvadoreño aceptó una propuesta de los bancos privados para extender el plazo de la deuda de corto plazo del gobierno y canjearla a deuda de mediano y largo plazo. Sin embargo, no esperamos que esto reduzca considerablemente la exposición de la industria bancaria a la deuda pública durante los próximos dos años.

Si bien proyectan tasas de crecimiento del crédito más altas que en años anteriores, prevén que la inversión extranjera aún será baja y la productividad limitada. Estos factores, junto con los requerimientos de reservas de liquidez bancaria (que los bancos reservan en el banco central), frenan un mayor crecimiento del crédito a los sectores productivos, lo que podría afectar los indicadores de rentabilidad de los bancos.

La catera vencida de Guatemala, que representa menos de 3 % de la cartera total de crédito, debería aumentar, pero manteniéndose manejable. Esto se debe a los sólidos préstamos al consumo durante los últimos 12 meses y a una inflación persistentemente alta que podría afectar los ingresos de las empresas y el ingreso disponible de los hogares y, por lo tanto, su capacidad de pago.

El sistema bancario de Guatemala aún tiene una cantidad significativa de préstamos en moneda extranjera, lo que plantea riesgos. Los préstamos en moneda extranjera representarán alrededor de 30 % del total de la cartera, de los cuales 43 % se otorgarán a generadores en moneda no extranjera.

Después del fuerte crecimiento del crédito el año pasado, esperan que el ritmo se desacelere ligeramente, a una tasa promedio de 6.5 %, en términos reales, para 2024-2025. A pesar de las expectativas macroeconómicas positivas en el país, consideran que los problemas estructurales del mercado, la economía de ingresos bajos, los altos niveles de pobreza, el amplio sector informal y los altos niveles de emigración, todavía limitan las expectativas de crecimiento en la industria bancaria.

Los altos niveles de pobreza y una gran economía informal son un lastre para la expansión del negocio minorista de los bancos.

"Consideramos que los ingresos débiles y la inflación aun relativamente alta seguirán frenando el consumo de los hogares, lo que afecta la expansión de la base de clientes minoristas de los bancos. Esto, junto con la alta competencia en el segmento de préstamos comerciales, seguirá pesando sobre los márgenes de interés neto de los bancos y, en consecuencia, sobre la rentabilidad", afirma S&P.

Por su parte, los préstamos generales se expandirán entre 11 % y 12 % en los próximos dos años debido al desempeño estable de diversos sectores comerciales en el país. Esperan mayor actividad principalmente en el segmento corporativo en los próximos 12 a 24 meses, que sigue siendo un motor de crecimiento para los principales bancos de Honduras.

Los grandes bancos mantendrán los activos improductivos relativamente estables porque otorgan crédito principalmente a grandes corporaciones, y no esperan que esto cambie en los próximos años.

Por otro lado, la economía débil y el bajo PIB per cápita podrían hacer que los bancos con un mayor porcentaje de préstamos al consumo experimenten caídas más pronunciadas en la calidad de sus activos.

S&P espera que la calidad de los activos de los bancos de Panamá se mantenga más débil que los niveles históricos durante los próximos dos años.

La capacidad de pago presionada de los prestatarios en Panamá y los préstamos corporativos deteriorados de clientes específicos mantendrán los activos improductivos por encima de los niveles históricos.

Al 31 de marzo de 2024, los activos improductivos se ubicaban en torno a 2.8%, frente a 2.0% en 2019. Este deterioro refleja el fin de los programas de ayuda, los altos niveles de desempleo y un sector económico informal en aumento desde que comenzó la pandemia. Las condiciones económicas adversas también podrían socavar la calidad de los activos.

"La rentabilidad debería ser estable, pero persisten los riesgos de mayores provisiones para pérdidas. La debilitada calidad de los activos podría aumentar las provisiones para pérdidas crediticias de los bancos, lo que limitaría los resultados netos del sistema", indican.