Por elsalvador.com
En un proceso bursátil del que nadie quiere hablar, el Ministerio de Hacienda abrió el martes pasado una convocatoria de subasta para que inversionistas le prestaran US$55 millones que luego retiró, a pesar de que está urgido de dinero.
La convocatoria es visible en la página web de la Bolsa de Valores y en ella se detalla que la inversión mínima sería de US$10,000 y que el pago de lo que se lograra obtener se haría efectivo el miércoles.
La convocatoria incluso detallaba que se pagaría la tasa Libor a 12 meses y que la deuda tendría un plazo de pago de un año.
Sin embargo, fuentes de la Bolsa aseguraron que ese mismo día Hacienda decidió retirar la convocatoria, sin que hasta ahora se conozcan los motivos de dicha reversión.
Hace dos semanas, el Gobierno también realizó una subasta de Letes para obtener $100 millones, pero al final de la operación el país apenas logró que le prestaran $1 millón, una cantidad insuficiente para honrar las deudas que el Gobierno tiene actualmente, una acción que para los economistas es considerada como una falta de confianza, sobre todo ahora que el país ha tenido constantes bajas de calificación por parte de las agencias estadounidenses que miden el riesgo de deuda.
Ningún funcionario ha querido hablar públicamente sobre este tema.
El economista Luis Membreño dijo que es muy probable que los inversionistas hayan dicho que sí estaban dispuestos a comprar los Letes, pero a la hora de hacer líquido el pago, se retiraron.
El Gobierno planeaba que fuera el Banco de Bolivia el que comprara los certificados, con lo cual se pretendía obtener un total de $200 millones, según información que supo el economista Mauricio Choussy.
Con este dinero se pretendía saldar las cuentas inmediatas para el pago de proveedores, subsidios y otros, que no se han podido pagar porque el país no ha colocado todavía $550 millones en bonos ni tampoco ha logrado un crédito puente para obtener el dinero rápidamente.
La Bolsa de Valores, por su parte, comunicó oficialmente que no tiene registro de esta operación pues ésta es una negociación privada que se hace entre el Ministerio de Hacienda y los inversionistas a través de las casas corredoras de bolsa.
Si el Gobierno hubiera colocado los US$200 millones en Letes, hubiera llegado al límite de su emisión permitida por ley, pues solo se le permite una deuda flotante de hasta el 30% de los ingresos corrientes del Estado, que en este caso sumaría US$1.300 millones.
A noviembre el saldo de las Letes ya era de US$1.005 millones, con lo cual ya no tenía margen para emitir más dinero.
Las Letes son una especie de tarjeta de crédito para el Gobierno. Su ventaja es que no necesita de la aprobación de la Asamblea Legislativa para emitirlas. Este recurso ha sido usado constantemente todo el año debido al déficit fiscal que ha tenido el país por no haber presentado un presupuesto con los gastos completos.
Pero usar este mecanismo le está costando dinero al Gobierno. A inicio de año las colocaciones que se hicieron le obligaban al Gobierno a pagar tasas de interés de entre 3% y 4%, pero debido a la baja credibilidad crediticia del país y el saldo cada vez más alto, la tasa de interés se ha elevado a 6% y 6.5%, lo que la vuelve una deuda más cara.
El Gobierno había solicitado un préstamo de US$1.200 millones para pagar parte del saldo total de esta deuda de corto plazo, pero los acuerdos políticos solo le han permitido un aval de US$550 millones en bonos que aún no se han podido conseguir porque se esperará hasta el próximo año.
De esos US$550 millones, unos US$270 millones irían para el pago de Letes. No obstante, el objetivo era limpiar completamente "la tarjeta de crédito".
El saldo de las Letras del Tesoro se ha reducido en tres ocasiones anteriores a través de la emisión de préstamos de largo plazo que son igual a un refinanciamiento
En un proceso bursátil del que nadie quiere hablar, el Ministerio de Hacienda abrió el martes pasado una convocatoria de subasta para que inversionistas le prestaran US$55 millones que luego retiró, a pesar de que está urgido de dinero.
La convocatoria es visible en la página web de la Bolsa de Valores y en ella se detalla que la inversión mínima sería de US$10,000 y que el pago de lo que se lograra obtener se haría efectivo el miércoles.
La convocatoria incluso detallaba que se pagaría la tasa Libor a 12 meses y que la deuda tendría un plazo de pago de un año.
Sin embargo, fuentes de la Bolsa aseguraron que ese mismo día Hacienda decidió retirar la convocatoria, sin que hasta ahora se conozcan los motivos de dicha reversión.
Hace dos semanas, el Gobierno también realizó una subasta de Letes para obtener $100 millones, pero al final de la operación el país apenas logró que le prestaran $1 millón, una cantidad insuficiente para honrar las deudas que el Gobierno tiene actualmente, una acción que para los economistas es considerada como una falta de confianza, sobre todo ahora que el país ha tenido constantes bajas de calificación por parte de las agencias estadounidenses que miden el riesgo de deuda.
Ningún funcionario ha querido hablar públicamente sobre este tema.
El economista Luis Membreño dijo que es muy probable que los inversionistas hayan dicho que sí estaban dispuestos a comprar los Letes, pero a la hora de hacer líquido el pago, se retiraron.
El Gobierno planeaba que fuera el Banco de Bolivia el que comprara los certificados, con lo cual se pretendía obtener un total de $200 millones, según información que supo el economista Mauricio Choussy.
Con este dinero se pretendía saldar las cuentas inmediatas para el pago de proveedores, subsidios y otros, que no se han podido pagar porque el país no ha colocado todavía $550 millones en bonos ni tampoco ha logrado un crédito puente para obtener el dinero rápidamente.
La Bolsa de Valores, por su parte, comunicó oficialmente que no tiene registro de esta operación pues ésta es una negociación privada que se hace entre el Ministerio de Hacienda y los inversionistas a través de las casas corredoras de bolsa.
Si el Gobierno hubiera colocado los US$200 millones en Letes, hubiera llegado al límite de su emisión permitida por ley, pues solo se le permite una deuda flotante de hasta el 30% de los ingresos corrientes del Estado, que en este caso sumaría US$1.300 millones.
A noviembre el saldo de las Letes ya era de US$1.005 millones, con lo cual ya no tenía margen para emitir más dinero.
Las Letes son una especie de tarjeta de crédito para el Gobierno. Su ventaja es que no necesita de la aprobación de la Asamblea Legislativa para emitirlas. Este recurso ha sido usado constantemente todo el año debido al déficit fiscal que ha tenido el país por no haber presentado un presupuesto con los gastos completos.
Pero usar este mecanismo le está costando dinero al Gobierno. A inicio de año las colocaciones que se hicieron le obligaban al Gobierno a pagar tasas de interés de entre 3% y 4%, pero debido a la baja credibilidad crediticia del país y el saldo cada vez más alto, la tasa de interés se ha elevado a 6% y 6.5%, lo que la vuelve una deuda más cara.
El Gobierno había solicitado un préstamo de US$1.200 millones para pagar parte del saldo total de esta deuda de corto plazo, pero los acuerdos políticos solo le han permitido un aval de US$550 millones en bonos que aún no se han podido conseguir porque se esperará hasta el próximo año.
De esos US$550 millones, unos US$270 millones irían para el pago de Letes. No obstante, el objetivo era limpiar completamente "la tarjeta de crédito".
El saldo de las Letras del Tesoro se ha reducido en tres ocasiones anteriores a través de la emisión de préstamos de largo plazo que son igual a un refinanciamiento
