Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
A pesar de los avances que se han registrado en América Latina para cerrar las brechas y desigualdades que afectan a las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas y pese a los esfuerzos de algunos países por prevenir y castigar tanto el acoso como la violencia basada en género, las barreras persisten.
Recientes estudios apoyados por el Grupo BID aportan un conocimiento sobre temas de actitudes sociales, medición del tamaño de esta población y sus experiencias de discriminación.
LGBTQ+
El estigma y la discriminación siguen afectando la inclusión social y la plena ciudadanía de las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans, queer y otras (LGBTQ+).
La discriminación basada en orientación sexual e identidad de género se extiende en el ámbito laboral. Un estudio cuantitativo reciente utilizó un experimento de campo para medir la magnitud de la discriminación en las tasas de contratación en el mercado laboral de Quito, Ecuador.
En este experimento se contrataron a reclutadores de recursos humanos para llevar a cabo un proceso de contratación simulado entre pares que tenían características observables similares, salvo el rasgo autodeclarado de pertenencia a un subgrupo LGBTQ+.
Los resultados mostraron una pequeña tendencia discriminatoria en contra de los candidatos masculinos LGBTQ+ y un fuerte patrón de discriminación a favor de las candidatas femeninas LGBTQ+ en comparación con los perfiles de candidatas heterosexuales.
Este resultado se ha encontrado en estudios similares fuera de la región y podría reflejar la asociación por parte de los empleadores del bajo riesgo de maternidad de las mujeres lesbianas en comparación con las mujeres heterosexuales.
DISCRIMINACIÓN EN EL TRABAJO
La discriminación no es exclusiva durante el proceso de contratación. De hecho, datos para algunos países en la región muestran que las personas LGBTQ+ enfrentan mayores adversidades en sus lugares de trabajo. Por ejemplo, datos representativos para México muestran que las personas con orientación sexual e identidad de género reportan mayores niveles de rechazo social en el trabajo, incluyendo tratamiento desigual en cuanto a beneficios laborales o acoso y burlas, en comparación con las personas no LGBTQ+.
Entrevistas conducidas a través de grupos focales en Ecuador y Costa Rica revelan que las personas transexuales autorreportan ser especialmente vulnerables a formas graves de agresión dentro de sus fuentes laborales, como comentarios despectivos, acoso e intimidación. Esta discriminación perpetúa la desigualdad sistémica y socava los principios de equidad e igualdad en el lugar de trabajo.
ACCESO A VIVIENDA
La discriminación contra estas personas va más allá de la esfera social e impregna el mercado de la vivienda. Un estudio consistió en enviar guiones personalizados a los administradores de propiedades, variando el tipo de pareja (heterosexual, gay y transexual) y el nivel de estatus socioeconómico revelado.
Los resultados revelaron que existía un comportamiento discriminatorio contra las parejas heterosexuales en las que la pareja femenina era transgénero, lo que se tradujo en un índice de respuesta un 19 % inferior, un 27 % menos de respuestas positivas y un 23 % menos de invitaciones a ver la propiedad que las parejas heterosexuales compuestas por personas cisgénero.
La discriminación contra las parejas transgénero parecía derivarse de la discriminación estadística ya que el índice de respuestas, el índice de respuestas positivas y el índice de invitaciones aumentaban cuando se revelaba el estatus socioeconómico. El estudio pone de relieve la presencia de discriminación contra las personas transgénero en el mercado de alquiler de viviendas, que afecta no sólo a sus oportunidades de vivienda, sino también a su bienestar general.
