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ILC-SABMiller: empresa privada debe evolucionar hacia modelo de negocio inclusivo

La empresa privada no solo debe crear riqueza para sí, sino también para todos los habitantes de los países donde opera. Es lo que se desprende de la iniciativa de la compañía junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sobre El Rol de la Empresa Privada en el Desarrollo Humano.

2014-11-17

Por: Alberto López-estrategiaynegocios.net

Para la subsidiaria salvadoreña de SABMiller, Industrias La Constancia (ILC), la empresa privada del Siglo XXI debe ir caminando hacia un nuevo modelo de negocio inclusivo, donde el rol de las compañías aparte de generar valor con sus diferentes giros u objetivos comerciales, también debe ir evolucionando a mejorar la calidad de vida de las personas.

Es lo que se desprende de la iniciativa de ILC, junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otras compañías, sobre El Rol de la Empresa Privada en el Desarrollo Humano, según compartió el vicepresidente para Asuntos Corporativos de ILC, Aldo Vallejo.

En ese sentido, para Vallejo, "no importa el tamaño de las empresas, todas pueden funcionar como entes de cambio, para construir el futuro del país, para establecer una visión de país que nos guié en los próximos cinco, 10 o 15 años".

De ahí que surge, la idea del negocio inclusivo, de manera que todos ganen parte de la riqueza generada por las empresas y se comenzó a gestar esa idea, compartió Vallejo, a partir de analizar que ILC, por ejemplo, genera un gran total de 63.000 empleos en todo la cadena de valor en El Salvador; es decir, no solo en la planta de producción, sino también en distribución, transporte y otras figuras productivas, desde ahí se multiplican esfuerzos.

Pero en 2012, recordó, se gestó el estudio económico con la Escuela Superior de Economía y Negocios, denominado Industrias La Constancia: dinamizadora de la economía de El Salvador, donde, entre otros hallazgos, se estableció que por cada dólar que vende ILC se multiplica en el Producto Interno Bruto (PIB) salvadoreño hasta en cinco dólares.

"Ahí dimensionamos que caminamos hacia un modelo de negocio inclusivo y debemos contribuir a solucionar los problemas sociales, hay que buscar ser parte de la solución", dijo Vallejo.

¿Pero cómo poder ser parte de la solución? Para ello, SABMiller ha lanzado el programa 4e Camino al progreso, en Colombia, Ecuador, Honduras, Panamá, Perú y en El Salvador, con ILC, donde se enfocan esfuerzos con los pequeños puntos de distribución de las bebidas de ILC, sobre todo pequeñas tiendas, para instruir a sus dueños en temas de administración de su negocio y desarrollo de nuevos emprendimientos.

Según datos oficiales de SABMiller, 4e Camino al progreso busca beneficiar a un total de 40.000 tenderos (alrededor de 3.000 solo en El Salvador para el 2018), de los países mencionados donde se aplica, por medio de una inversión de US$17 millones, a los que podrían sumarse otros US$6 millones de aporte del Fondo Multilateral Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID-Fomin).

ILC ha formado alianzas en este esfuerzo con otras empresas y por ejemplo Banco Agrícola imparte el módulo de capacitación en educación financiera, de manera que los tenderos administren, de forma eficiente y rentable, sus negocios, según confirmó la jefa de Responsabilidad Social Empresarial de Banco Agrícola, Mariela Franco.

Además, de acuerdo con Vallejo, en este marco del rol de la empresa privada en el desarrollo humano, ILC sigue apostando fuertemente al desarrollo sostenible, en su programa Prosperar, por medio de cinco ejes de acción primordiales, de aquí al 2020, donde resaltan la reducción de la pobreza, el consumo responsable de alcohol y la eficiencia en el uso del agua.

Por su parte, para el presentante residente del PNUD en El Salvador, Roberto Valent, "la empresa privada ha sido desaprovechada muchísimo (en cuanto a generador de desarrollo humano), porque se le ha estigmatizado de manera que solo sigue sus propios intereses, no, la empresa privada, ante todo, es un ciudadano corporativo, porque ha evolucionado enormemente, es un motor de desarrollo, ¡atención!, cuando vemos los esquemas de empleo a nivel mundial, ¿quién contribuye a esos esquemas? En gran parte la empresa privada. Hay que dar al César lo que es del César".

Aparte, a juicio de Valent, la empresa privada, cuando se comienza a medir su participación a los esquemas de desarrollo social a nivel de varios países, en áfrica, Asia y América Latina, empieza a asumir un rol muy preponderante, sin importar su tamaño, desde la gran empresa hasta las pequeñas.

"Esto también le crea un valor a la empresa, ahí donde hay crecimiento de la comunidad, donde yo opero, contribuye al final a la economía nacional, al final son encadenamientos productivos", finalizó.

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