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Siete maneras de mejorar tu flujo empresarial

Esta es una columna de opinión de Elaine Miranda es experta financiera, conferencista internacional, autora del Libro 'Mujeres y Finanzas' y fundadora de la plataforma de Educación Financiera Plata con Plática, la plataforma más leída de Nicaragua.

2024-07-26

Por Elaine Miranda - Opinión para E&N

Hay una frase que me encanta: “Las ventas son vanidad, las utilidades son sanidad y el flujo es rey”. Me encanta porque es 100 % cierto y vamos a desmenuzarlo:

Ventas: Eso en lo que casi todos los emprendedores se centran. La lógica te dice que entre más vendes, mejor. Pero no siempre es así. Al final, el cómo tus ventas suben pueden terminar siendo solo un asunto de “vanidad”: mira lo alto que están mis números.

Utilidades: Más allá de las ventas, la pregunta real es: ¿Cuánto te queda? ¿Cuánto le ganas? ¿Qué tan rentable eres? Tener utilidades quiere decir que estás ganando y por eso son sanidad, te traen paz mental.

Flujo: ¡Ah! Pero el flujo es realmente el REY. Y es que, ¿qué importa de cuánto son tus utilidades si toda la plata está pegada en inventario o cuentas por cobrar y tus cuentas bancarias tienen US$0.00? Por eso, el flujo manda. Le ponemos la corona y le damos seguimiento siempre.

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La mayoría de las empresas mueren, no por falta de rentabilidad, sino por falta de liquidez. Velo así: casi toda empresa -empresario- continuará andando y echándola hasta que se quedan sin cash.

Entender y manejar tu flujo es saber de dónde viene y
hacia dónde se va el dinero de tu negocio.

Está bien prestar atención a tus ventas y a tus utilidades, pero al echarte un clavado en tu flujo y ajustar las palancas que mostraré a continuación, tu empresa podrá crecer más rápidamente y con el mismo efectivo que se genera, en lugar de recurrir a capital externo o depender de préstamos.

EL PODER DEL 1

Este método fue creado por Alan Miltz y se basa en ajustar los cuatro motores a través de las siete palancas que mueven tu flujo de efectivo. Estas son:

Aumento del precio %: Sencillo: aumentá un pequeño % de tu precio de venta. En mi experiencia, lo que da el resultado más rápido.

Aumento del volumen: Se trata de intentar vender más unidades del mismo producto al mismo precio.

Reducción Costo de ventas %: Buscar cómo reducir el precio que pagas por la materia prima y trabajo directo. Si compras y vendes, sería buscar un proveedor más barato.

Reducción de gastos generales %: Los gastos operativos son todos aquellos relacionados con el manejo del negocio. Suelen incluir gastos de oficina, de personal, mercadeo, transporte, etc. Si logras reducir un pequeño porcentaje en cada uno, verás grandes diferencias.

Reducción de días en cuentas por cobrar: ¿Cómo hacer para que tus clientes no tarden tanto en pagarte? ¿Qué estrategias puedes seguir? Un día hace una gran diferencia.

Reducción en días de inventario: ¿Cómo podrías hacer que tu inventario rote más rápido? Es decir, que permanezca menos tiempo ahí. Aumento de días de cuentas por pagar: ¿Cuánto es lo máximo que podrías retrasar el pago a tus proveedores, sin caer en mora? Si lo piensas, un 1 % o un día de diferencia, podrían no parecer mucho. Pero esto es como los famosos gastos hormiga: todo suma.

NO HAY UNA SOLA RESPUESTA

Mi recomendación es que no te quedes con uno solo o que intentes hacer todos los cambios al mismo tiempo. Esto es como un juego y se trata de ir probando. ¿Qué pasa si subo acá y si bajo acá? Y probandito, probandito, vas a ver cómo mejora no solo el flujo de tu empresa, sino que también subirá tu rentabilidad.

En mi experiencia, lo que más funciona -sobre todo al corto plazo- es subir el precio en cierto porcentaje. Ese incremento en precio a tus productos y servicios, subirá automáticamente tus ventas y, asumiendo que todo lo demás sigue constante (tus gastos no suben), te dejará un margen más amplio y más efectivo para operar.

La mejor persona para hacer este ejercicio, probar y decidir eres tú, de la mano de un contador o experto financiero ¿No estás ahí todavía? No hay problema: hazlo por tu cuenta. Deja atrás el miedo de clavarte en tus números, pues son tu guía para tomar decisiones informadas