Empresas & Management

Crece en Costa Rica un negocio muy animado

La animación digital en Costa Rica es un sector dinámico que mira al exterior. En la actualidad, la oferta de servicios está orientada hacia la animación digital en general, 2D, 3D tradicional, digital, realidad virtual, realidad extendida, realidad mixta, proyectos de visualización arquitectónica o efectos especiales, entre otros.

2024-07-22

Por Daniel Zueras - revistaeyn.com

El mercado global de la animación es muy jugoso. La cifra de negocio estimada al cierre de 2023 se fue por arriba de los US$400.000 millones, un incremento considerable desde los US$250.000 millones que movió este mercado en 2018. Y la previsión de crecimiento que da Precedence Research sobre el mercado de animación a nivel mundial es que en 2033 ese número supere los US$800.000 millones.

Los números en Costa Rica son mucho más modestos. Para empezar, las cifras de la animación digital en el país están dentro de la Cuenta Satélite de Cultura, del Banco Central de Costa Rica (BCCR) y datan de 2019.

En ese momento, había 62 empresas que daban trabajo a 560 personas; pero esa cifra ha ido al alza en el último lustro. Alfredo Moraga, además de cofundador de Séptimo Studio (dedicado a la producción audiovisual, cinematográfica y de animación), es el director de innovación y negocios en el consorcio de estudios de animación digital Animation Costa Rica (que engloba a 21 empresas del ramo), quien apunta a que en la actualidad hay más de 80 compañías dedicadas al sector en el país. De acuerdo con los datos del BCCR, el sector de animación digital y videojuegos representaba, en 2019, el 1% del valor total de la actividad económica del sector audiovisual de Costa Rica.

Moraga incide en que más del 85 % del negocio de las empresas costarricenses está ligado al outsourcing. Y es que cada vez más firmas ticas están presentes en producciones de renombre internacional, incluidos en proyectos de la escala de Mattel, Marvel o Nickelodeon, entre otros y distribuidores de contenido como Disney, Cartoon Network, Discovery y Dreamworks TV.

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“Si no hubiéramos hecho alianzas con grandes tractoras para unir esfuerzos, sería difícil que el talento llegue a esas escalas internacionales”, dice Mario Sáenz, gerente de Desarrollo de Exportaciones de Procomer (la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica).

En la actualidad, la oferta de servicios está orientada hacia la animación digital en general, 2D, 3D tradicional, digital, realidad virtual, realidad extendida, realidad mixta, proyectos de visualización arquitectónica o efectos especiales, entre otros.

El hecho de que la tercerización sea la gran parte del pastel viene dado por el tamaño del mercado nacional. “La construcción de propiedad intelectual propia es un reto muy caro. Requiere tiempo, esfuerzo e inversión. La calidad es muy alta, cuando presentamos proyectos propios hacia interesados en distribución y demás, les encanta. Pero buscan volumen”, comenta Moraga.

Los grandes mercados para las producciones costarricenses son Estados Unidos y Canadá, si bien trabajan en 22 países, incluida Centroamérica, Sudamérica y Europa; y las grandes áreas en las que aportan son series de animación y videojuegos, en contraposición a los albores de esta industria, a finales de los años 90 del siglo pasado, cuando casi todo el negocio venía dado por la publicidad a nivel nacional.

“Hay dos atractivos en términos de nuestra zona geográfica y zona horaria, que es el servicio que le podemos dar a estas empresas en sus horarios. Europa y Norteamérica son nuestros mercados claves”, incide Sáenz, además del talento nacional.

UNA INDUSTRIA POR CONSOLIDAR

El papel de Procomer se antoja fundamental para el desarrollo que ha tenido el sector en apenas dos décadas. Oliver Zúñiga, socio de Marte Studio (fundado en 1998, uno de los más antiguos del país y que hace comerciales para las principales marcas del mundo y participa en producciones de cine y televisión de distribución mundial), asegura que “Procomer nos ayudó a promocionar a Costa Rica como industria de animación yendo a festivales, comenzando a traer clientes a este país y permitiendo compartir la experiencia con los estudios que llegaron más tarde.

Los nuevos no arrancaron bajo el supuesto de que internacionalizarse era un segundo paso, sino que nacieron con esa idea”.

Zúñiga comenta que la entidad “nos ha llevado a hablar a los lugares correctos, con la gente correcta, a asistir a festivales y a hacer giras por diferentes empresas. ”Y esto ha conformado un sector que empuja en la misma dirección.

“Lo primero que consideramos es la posibilidad de trabajar entre varias empresas. Ya se ha hecho, con éxitos increíbles”, que de otra manera no habrían podido tomar, apunta Zúñiga.

“No es lo mismo que uno se presente como un estudio nada más a que se presente como un país con varios estudios, con el apoyo de una institución como Procomer.

"Los clientes se sienten más tranquilos”, abunda Andre Dumani, socio de Shout, estudio tico de animación que ya ha realizado producciones para clientes como Marvel Studios o Nickelodeon (con series como What If, el videoclip Underdog de Alicia Keys, o videojuegos como GI Joe, entre otros muchos ).

Moraga todavía no reconoce al sector como una industria madura, pero sí incide en que se están dando los pasos correctos.

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Para ello es importante que diversas instituciones, como el Ministerio de Cultura o Procomer “empiezan a reconocer que hay un nicho, un aporte no sólo a nivel cultural o identidad de país para hablar de cultura, sino también a nivel económico”.Cree que “hemos escalado ese nivel. Vemos que hay proyectos, que hay colegas que están trabajando proyectos en conjunto para empresas de estadounidenses, europeas, sudamericanas, salimos de la región... El potencial real de nosotros está afuera.

Ahí podríamos decir que hay una industria”. También empresas internacionales han aterrizado en Costa Rica para desarrollar animación digital, como Herald Entertainment o Relish.

HORA DE CRECER

La pandemia fue un disparador para el sector a nivel global, si bien han existido matices para cada empresa. En el caso de Shout, ha habido otros hitos claves, como el trabajo que hicieron para G.I. Jor, “siento que sí hubo un cambio después de eso, para poder decir nosotros: “ok, sí podemos entregar 30 minutos de cinemáticas a tiempo”, y nos ha servido para conseguir otros tipos de clientes de videojuegos”, asegura Daniel Rodríguez, otro de los socios de Shout.

Christian Glenewinkel, socio de Marte Studio comenta que “el entretenimiento en pandemia se volvió el escape principal en todo el mundo, lo que aumentó tanto la producción, hubo una bonanza espectacular”.

Ese auge se ha visto frenado en el último año debido a las huelgas de escritores en Hollywood el pasado año, ya que muchas producciones se vieron paralizadas.

“Todo el mundo tiene un montón de preproducción atrasada del año pasado y aunque quisieran estar produciendo ya, no tienen los materiales con qué hacerlo”, asegura Glenewinkel, además de que las compañías de streaming han cerrado el grifo.

“El modelo de negocio que han venido ejecutando no le permite a Hollywood funcionar como antes. Estos estudios -Netflix, Hulu, etc-, que son realmente muy pocos, están queriendo limitar la cantidad de producciones que hacen, a ver si logran mejor calidad”.

Pero no todo es outsourcing. Una parte del negocio también llega desde la producción intelectual nacional. En ese sentido, la publicidad se lleva la palma, si bien también hay talento y dinero costarricense en algún film animado, como Robotia (en un mundo habitado por androides, una niña sueña con jugar al fútbol, ​​a pesar de la prohibición de su familia), una producción Argentino - Española, en la que un estudio tico, Tropics Creative, figura como productor asociado.

Alfredo Moraga, de Séptimo Studio (con trabajos para Warner Bros, Tim Burton Productions y NatGeo), ha ejercido como coordinador de producción de la película, que ya se ha estrenado en España y se espera que llegue en agosto a las pantallas costarricenses.

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