Centroamérica & Mundo

Claves del éxito para Centroamérica en la nueva economía internacional

Las primeras dos décadas del acuerdo de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos se cumplieron el pasado 28 de mayo, la efeméride coincidió con un punto crucial de transformación en los intercambios internacionales.

2024-07-17

Por Gabriela Origlia - Revista Estrategia & Negocios

Las claves de estos tiempos son: un mundo cada vez más internacional pero con una interacción transfronteriza apoyada en dinámicas empresas transnacionales innovativas(incluso pymes) que se integran en redes.

Hay nuevas y más altas exigencias de calidad, muchas surgen de acuerdos internacionales más exigentes y sofisticados, mientras que la geopolítica rezonificala relación entre los focos de generación de valor y de una revolución tecnológica que condiciona todo.

No se trata de que estas tendencias hayan comenzado hace poco, pero hay coincidencia entre los expertos que la pandemia del covid-19 las aceleró y profundizó.

Centroamérica cuenta con una ventaja: numerosos acuerdos de libre comercio (con Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y con países de Latinoamérica), pero también desafíos que pasan por insertarse en el sector de los intangibles, que cada vez adquiere más peso en el intercambio comercial global, e incentivar y acompañar la creación de micromultinacionales (empresas pequeñas con presencia mundial).

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Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y director de la Consultora DNI, sostiene que hasta la irrupción de la pandemia las transformaciones eran más lentas: “Cada vez más la economía internacionales una economía de intangibles, de conocimiento, de capital intelectual.

Empiezan a aparecer otras exigencias de estándares de calidad, normas técnicas, certificaciones. Hay exigencias cualitativas crecientes y mucha vinculación entre geopolítica y mercados y diría que el último gran cambio es que para jugar en los negocios internacionales hay que ser una empresa global, aunque se sea una pyme”.

Repasa que, aun antes de ingresar en los turbulentos últimos años, se transitaba lo que los economistas británicos Jonathan Haskel y Stian Westlake denominaron “capitalismo sin capital” (en realidad, sin capital físico), denominación que aplicaron, por ejemplo, a empresas como Uber, Apple, Microsoft o LinkedIn, en cuyos balances apenas aparece capital físico.

Richard Baldwin, economista director del Centro de Investigaciones de Políticas Económicas (CEPR) de Londres, es autor de “La gran convergencia” donde analiza, precisamente, que la nueva globalización es “impulsada” por las tecnologías que redujeron drásticamente el costo del “movimiento internacional de ideas. Las empresas multinacionales no solo trasladan el trabajo intensivo en mano de obra a los países envías de desarrollo, sino también sus conocimientos”.

Ese cambio tecnológico y la fragmentación de la producción son determinantes para que los efectos de la globalización sean más “impredecibles”.

Elizondo remarca que la economía del conocimiento ya no se concentra en algunos sectores: tiende a ser toda. Desde el agro con sus modificaciones genéticas, pasando por el sector automotriz y sus autos eléctricos no tripulados, siguiendo por los productos de la industria del calzado manufacturados en impresoras3D y por la industria de la alimentación apoyada en la más precisa trazabilidad y estándares certificados, y terminando por los servicios que componen más de la mitad de la economía global.

Todo esto se completa con la intangibilización de la generación de valor en los objetos; diseño, marcas, servicios y prestaciones complementarias a la oferta convencional, relaciones sistémicas entre proveedor y cliente que retroalimentan, certificación de estándares, atributos garantizados en la oferta convencional agregados en soportes tecnológicos”.

CÓMO POTENCIAR

Angélica Herrera Muñoz, experta en internacionalización de empresas y consultora externa de Procolombia, coincide con que la geopolítica es un factor de impacto creciente en las cadenas de suministro globales y que, con el aprendizaje que dejó la pandemia, las empresas diversifican sus proveedores para reducir su dependencia de un solo país o región de manera de no ver interrumpidos los flujos de bienes y servicios. Enesa reevaluación hay una mayor consideración a la “regionalización” de las operaciones lo que abre posibilidades a empresas que tienen las capacidades exigidas y que podrían internacionalizarse.

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El nearshoring al que se refiere Herrera Muñoz es una de las prioridades de la Visión 2025 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para acelerar la recuperación económica y el crecimiento de la región.

En América Latina y el Caribe, este traslado de cadenas productivas podría aumentar en el corto plazo, según la entidad, unos US$78.000 millones: US$64.000millones para el comercio de bienes y US$14.000 millones para el de servicios.

Para aprovechar estas oportunidades –explica Herrera Muñoz– los países deben fortalecer un ecosistema de negocios para que permita potenciar proyectos donde pueden incluirse desde incentivos tributarios a facilidades para el traslado de personas, pero también hacen falta infraestructura, políticas claras para comerciare integración.

El BID le puso números al rendimiento que puede tener para un país el esfuerzo destinado a atraer negocios: “Cada dólar dedicado a la promoción de inversiones tendría el potencial de generar hasta US$41,7 adicionales en inversión extranjera”.

A la vez que insistió en la necesidad de mejorar la infraestructura de comercio, transporte y logística, como un paso crucial para asegurar costos competitivos. Una disminución del 10 % en los costos de envío internacionales podría incrementar las exportaciones en al menos un 30 %, mientras que la convergencia de acuerdos comerciales y armonización redundaría en un crecimiento anual del comercio intrarregional cercano al 12 %.

Según Elizondo, la heterogeneidad de los países de Latinoamérica y el Caribe para aprovechar las nuevas condiciones es amplia. Añade que algunos con un perfil “más preparado” son México, Brasil, Colombia y Chile. En el caso de Centroamérica, apunta pueden perfilarse para atender cadenas de valor instaladas en México. El experto está convencido de que el peso de la región en el comercio internacional está por debajo del que podría tener. Apunta que hay “poca internacionalidad y poco comercio intra región”.

Como bloque de relacionamiento con el mundo, para Elizondo el más importante es la Alianza del Pacífico, integrada por Perú, México, Chile y Colombia; están “asociados” Ecuador y Singapur (está pendiente la ratificación del TLC) y son candidatos a sumarse Australia, Canadá.

Corea del Sur y Costa Rica. Herrera Muñoz cree que la región está “bastante consolidada” como exportadora aunque reconoce que tiene por delante el desafío de “conquistar” a mercados que pagan mejor para lo que debe diversificarse más en el ámbito de los servicios. “El bilingüismo es la clave.

En Centroamérica y en Sudamérica hay startups que ofrecen servicios y soluciones muy interesantes que se pueden potenciar mucho si los tienen en inglés. Fortalecer ese aspecto es crucial para áreas como turismo de salud, educación, aplicaciones de consumo masivo”.

Venderle al mundo implica no perder de vista que la mitad de la población del planeta tiene 30 años (o menos)y esta cada vez más conectada.

Elizondo suma al perfil de trabajadores bilingües otras habilidades ya consideradas “básicas” para colaboradores de las empresas que nacen con vocación transnacional: además de las técnicas propias, las transversales (las que se “importan” desde otras profesiones, polimodalidad); instrumentales (computacionales, gestión de la información, manejo de tecnologías); creativas (design-thinking); personales(empatía, optimismo, iniciativa, persistencia, capacidad de resolver problemas, de entender y dar sentido, pensamiento adaptativo y pensamiento crítico, gestión de la carga cognitiva, administración de emociones) y sociales (interculturalismo, capacidad de trabajo en equipo, capacidad de organizar y hacer funcionar, adaptabilidad, liderazgo, basamento en roles más queen jerarquías).

PARA COMMODITIES, MÁS EXIGENCIAS

Las economías de Centroamérica son altamente dependientes de commodities como cobre, banano, café, algodón y azúcar. Los ticos son los que han logrado más avances en la diversificación, con tecnología médica y con su consolidación como hub para la economía del conocimiento. Las exportaciones de servicios se encuentran concentradas en Panamá y Costa Rica, que abarcan el 70%, según Sieca.

El consultor del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Eugenio Díaz Bonilla, subraya que la demanda de alimentos tiene–además de las tradicionales exigencias de sanidad e inocuidad– cada vez más requerimientos relacionados con el medio ambiente, como es la trazabilidad, la reducción de la huella de carbono y de la huella hídrica.

“Centroamérica tiene, por su proximidad, posibilidades de ampliar sus envíos a Estados Unidos, mientras que tendrá que trabajar más para Europa, un demandante clave de alimento –dice–. Ha venido creciendo la región y tiene buenas perspectivas. Además, por su importante biodiversidad, puede ser un actor significativo en la generación de créditos de carbono de alta calidad. Cuenta con ecosistemas excelentes para eliminar dióxido de carbono (CO2)”.

Hay cada vez un mayor énfasis en la sostenibilidad que obliga a las empresas a integrar esos estándares en sus cadenas de suministro. Herrera Muñoz señala que esto incluye factores como el uso de materiales sostenibles, la reducción de las emisiones de carbono y también la mejora de las condiciones laborales.

La experta recomienda “poner en foco” a los países de África, tanto para productos como para servicios:

“Las dos regiones tienen una gran riqueza en recursos naturales y el comercio de productos básicos desempeña un papel importante en sus relaciones bilaterales. Latinoamérica exporta básicamente granos, azúcar y minerales. Hay que poner a ese continente en el radar porque puede ser un socio estratégico importante”.

“El mundo busca proveedores de lo que la región puede ofrecer –alimentos, minería, energía–. Hay que generar más acuerdos libre comercio y un ecosistema de protección de inversiones. Las inversiones son claves, economías chicas se transformaron de suman o, como es el caso de Singapur. Para seguir y acoplarse a las nuevas tendencias del comercio mundial, las inversiones siguen jugando un rol protagónico”, sintetiza Elizondo.

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